Para entender qué era el Patriarchium, es preciso recoger el hilo de la historia hasta llegar a las decisiones del emperador Constantino. Según la narración de Eusebio de Cesarea, Constantino y su ejército fueron testigos de un hecho prodigioso en el cielo: se les apareció una cruz coronada por las palabras “In hoc signo vinces”. De este modo, Constantino ordenó colocar la cruz de los cristianos sobre los estandartes romanos y, al día siguiente, derrotó a Majencio. Entonces, como signo de gratitud al Dios de los cristianos, concedió a éstos la libertad de culto y les dio permiso para construir la primera basílica, como ex voto por su triunfo.
La zona que Constantino escogió para la construcción de la iglesia estaba en la colina lateranense, donde se extendían la Domus Faustae, perteneciente a su esposa, y un cuartel edificado en la época de la dinastía de los Severos para los castra nova equitum singularium, la guardia militar del emperador que, sin embargo, lo traicionó durante la mencionada batalla. Es en este lugar donde surgió la basílica lateranense, dedicada al Santísimo Salvador por el Papa Silvestre I en el año 324. El Laterano (o Letrán, en español) se convirtió también en la sede pontificia que alojó a los papas durante más de mil años, hasta el exilio en Aviñón.
Desde el s. VI, el área de Letrán, que incluía el palacio episcopal, se convirtió en el centro propulsor del organismo de la Iglesia. A partir del s. VIII, esta zona tomó el nombre de "Patriarchium”, que indicaba el complejo formado por un porticado monumental que se remontaba, probablemente, a las villas patricias presentes en este lugar antes de la construcción de la residencia papal. Si se tuviera que reconstruir hoy lo que esta área comprendía, habría que incluir: la basílica, el aula del concilio, la galería de las bendiciones, la puerta mediana del palacio, el pórtico que comunicaba el palacio con al Escalera Santa, y la estatua de Marco Aurelio. Terminado e inaugurado en el año 324 por el Papa Silvestre I, el Patriarchium fue durante siglos uno de los lugares más significativos para cristiandad y para la naciente curia: se sucedieron importantes encuentros de representación y una miríada de eventos que marcaron la historia de la Iglesia.
Con el exilio de Aviñón, el esplendor del antiguo Patriarchium -que recientes excavaciones ha sacado a la luz- declinó progresivamente. Solamente recobró nueva vida en el s. XVI, bajo el pontificado de Sixto V.